Todo el día sin parar, pero no llego a nada. Mi trabajo se ha vuelto operativo y reactivo, apagando fuegos.
Puedes aprender muchas herramientas de productividad, comprar el mejor software o ir a la mejor escuela de negocios. Si no no eres capaz de contestar a esto, sé muy bien dónde empieza tu problema con tu tiempo…
Cuando me siento con la mayoría de mis clientes, a la pregunta, ¿cuáles son tus principales áreas de responsabilidad? Muchas veces hay un silencio o una respuesta de lo que “haces” en tu día a día. No hay claridad sobre qué esperan de mí en este puesto. Muchas veces incluso me sorprende la respuesta “no lo tengo definido”. Nunca me “han” concretado nada de esto. O “van cambiando las prioridades”.
En mi sistema de organización que comparto en las mentorías la ETAPA 1 es clave: tener claro tus grandes áreas de responsabilidad, como si fueran paraguas bajo los cuales van a colgar tus tareas.
Si no sabes qué responder, puedes ayudarte de estas preguntas:
– ¿Si cobras variables, cuáles son los objetivos que te piden cumplir, por los que te miden ya sea mensualmente o en tu bonus anual? ¿ Y si no los tienes, si te pagaras a ti misma, qué objetivos te pondrías?
– ¿Qué es aquello que sólo puedes hacer tÚ, responsabilidades propias del puesto o por tus conocimientos y experiencia?
-¿Qué es lo que pone o pondrías en tu job description?
– ¿De qué eres el máximo responsable?
ETAPA 2. Te peta la cabeza: ¿tu jornada laboral refleja lo anterior?
En tu agenda laboral, tu dedicación en peso de horas y en presencia se corresponde con lo anterior, es decir, con lo estratégico y prioritario?
Tu horario de trabajo, la distribución de tus tareas, debería corresponderse y acercarte a lo anterior. La mayoría de veces, vemos que tus actividades diarias no se corresponden.
ETAPA 3 Dimensionar estas áreas y sus tareas principales
¿ Qué tareas principales hay en cada una de ellas?
¿ Qué periodicidad y número de horas requieren a la semana?
Cuantas veces, al bajar a tierra, nos salen 50-60-70 horas semanales….
Y a partir de ahí….el inicio de nuestro camino de revisión, simplificación y delegación.
Cuando consigas que tu agenda se corresponda con lo estratégico y tus actividades o tareas diarias también así como tu foco, tendrás
La satisfacción de ser productiva y el trabajo bien hecho